Relatos de familia | Por Carlos Martín Briceño
Fue en un taller de narrativa que impartí durante varios años y que terminó por sucumbir debido a la pandemia, donde conocí a Gará Castro. Era un espacio muy disfrutable, en el que predominaban las plumas femeninas y donde los textos de los participantes eran desmenuzados con malicia en un afán por convertirlos en literatura.