No les voy a mentir: este cuarteto de relatos de Daniel Sibaja es alucinante. Lo es porque su autor se arriesga, evade las reglas tradicionales del cuento y avanza por senderos peligrosos en los que parece estar siempre a punto de caer al vacío, pero de los que sale airoso en el último momento. Más allá de ser un conjunto de historias que hablan sobre escritores y el proceso que transitan en el afán de ocupar un lugar en la República de las Letras ––tal como Sibaja aseveró en una entrevista––, estos textos plagados de ironía y mala leche, son una agria crítica contra las absurdas formas en las que cae un artista con tal de sacar adelante su carrera en un país donde a muy pocos les interesa la cultura.
Así, en el relato inicial Séptimo lugar, un joven estudiante de la Secundaria Federal “Juan Domingo Argüelles” de la ciudad de Chetumal, cuenta la burda manera en que fue descalificado del VII Certamen Peninsular de Declamación “Basulto Conde” 2017 convocado por las autoridades culturales quintanarroenses, por haber escogido para recitar el extraño Canto VII de Altazor, obra cumbre del chileno Vicente Huidobro.
Lo interesante aquí no es tanto lo que Sibaja nos cuenta, sino la manera en que lo hace. Le bastan tres bloques (Convocatoria-Narración en primera persona-Acta del jurado) para conmover al lector que termina condoliéndose del triste destino del protagonista, curiosamente nombrado como Daniel Sibaja Tuz.
(Aquí entre nos: yo también hubiera descalificado al que se hubiera atrevido a declamar el Canto VII de Altazor. Quien no lo conozca que lo busque en el Google).
En Tarde o temprano, el segundo relato, dos jóvenes llamados José Emilio y Silvestre, descubren con tristeza que su maestro de historia en la preparatoria ––un abogado poeta, burócrata cultural y “autor de algunos versos indescifrables”––, había participado activamente en su juventud en el mitin estudiantil del 68, movimiento del que ahora descree.
Curiosamente, durante la clase en que transcurre el cuento y en la cual el profesor ataca el movimiento del 68, José Emilio se pone de pie y, a manera de protesta, recita un poema de su invención que no es otro que Las voces de Tlatelolco, creación de otro José Emilio, pero de apellido Pacheco.
“Lo más asombroso del olvido propio”, remata con tristeza el José Emilio narrador en la frase final del relato, “es que es repetido; y se trata de un dolor que siempre, a pesar de sus arrugas ––lo podemos percibir––, regresa”.
El tercer cuento, titulado Otro día en escritores.org. es, para mi gusto, el más redondo del cuarteto.
“Aquí estoy otra vez, revisando las convocatorias antes de la fecha de cierre. Luego, si da tiempo y uno anda desocupado, se observa la vigencia conmemorativa. Ya de ahí voy descartándolos por género literario y finalmente por temática: de fantástica, ciencia ficción o ecológica ambiental”, dice el personaje protagonista en el segundo párrafo mientras cuenta que ha decidido entrar por email a un concurso que se celebra en la Argentina, un certamen denominado V Certamen “Con voz propia” de Cuento y Poesía en honor de los Pantanos de La Pampa 2019.
A partir de esa resolución, decidido a ganar a como dé lugar, el escritor-narrador investiga en la red todo lo que puede acerca de la literatura que se escribe en esa zona del mundo. Descubre, entre otras cosas, que es un lugar con una literatura “original”, donde brillan con luz propia numerosos poetas que suelen repartirse, año con año, los premios de los concursos regionales.
Colorinche bermejo, el trabajo que finalmente inscribe, resulta ganador. Y a partir de allí, todo comienza a caer en picada, pues una de las condiciones para entregar el premio es que el autor debe estar presente en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, Argentina el día de la entrega. De lo contrario, los quince mil pesos argentinos del premio, equivalentes a cien dólares o dos mil pesos mexicanos, irán a parar a manos del ente organizador.
Para variar, el protagonista, por más que se esfuerza, no logra juntar el dinero para llegar a Argentina. Pide apoyo económico a las autoridades culturales de su estado y la respuesta es negativa: “Me permito mencionar que estamos regidos por una estricta política de austeridad, y por cierre de años los proyectos ya han sido asignados con antelación, por lo que desafortunadamente en este ejercicio administrativo no contamos con recursos para ejercer en casos fuera de nuestro programa presupuestal”.
(Cualquier semejanza con la realidad no es pura casualidad)
No voy a “espoilear” el final de la historia. Baste saber que el protagonista descubrirá con amargura que desde Alaska hasta la Patagonia, pasando por la América tropical, en literatura las cosas parecen manejarse de la misma manera. No se trata de calidad sino de inteligencia, influencias y relaciones. Nada nuevo bajo el sol.
Opiniones públicas, el texto con el que cierra la colección es, quizá, el más “normal” de todos. Aquí, una estudiante universitaria, durante un congreso, tiene la oportunidad de convivir en la sempiterna cafetería POP con el expositor, una de las glorias nacionales de la literatura. El irónico flujo del pensamiento de la estudiante, combinado con el absurdo diálogo entre los comensales de la cena, arrancarán al lector varias carcajadas.
Celebro que la Universidad Autónoma de Chihuahua y Sangre ediciones se hayan unido para publicar en su colección Cuadernos de sangre, estas Opiniones públicas del narrador yucateco Daniel Sibaja.
Texto publicado en la Jornada Maya el 6 de noviembre del 2022
Enlace: https://www.lajornadamaya.mx/opinion/205879/las-opiniones-publicas-de-sibaja