
El escritor yucateco Carlos Martín Briceño examina su producción literaria | Joaquín Tamayo
-En La muerte del ruiseñor narraste el fallecimiento de tu padre antes de que él muriera en la realidad, ¿era necesario? -Para esa novela, sí. Mi papá estaba muy enfermo mientras yo la escribía. Durante un año había estado mal; los médicos decían que no iba a recuperarse. Sentí entonces que para que la novela creciera era importante plantear un paralelismo entre él y la muerte de “Guty” Cárdenas, de quien supe por mi papá, precisamente. Así que un día fui a verlo y le expliqué: “Papá, te pido permiso para poder matarte en la novela”. -¿Qué te dijo? -Adelante, hijo. Nunca lo tomó a mal. Al contrario, cuando se restableció, porque finalmente pudo recuperarse y vivir un año más,