Revancha
Carlos Martín Briceño Había pasado más de una hora desde que se fuera el último paciente de la tarde, pero al doctor James Tennyson le costaba trabajo abandonar su consultorio para dirigirse a casa. Le resultaba imposible dejar de darle vueltas al asunto. ¿Para qué había luchado tanto en un país que no era el suyo? ¿Para qué tanto sacrificio? ¿Para que ella acabara con un maldito negro? Tenía ya cincuenta y nueve años y un marcapasos que a duras penas le ayudaba a conservarse activo; su Carolyne había muerto el año anterior con el estómago devorado por el cáncer, y ahora esto: Elizabeth, su única hija… Abrió una botella de scotch y estuvo bebiendo en la penumbra de