
La reivindicación de las nínfulas [‘Territorio Lolita’, de Ana Clavel]
Tenía 24 años cuando vi Perfecto asesino, de Luc Besson. El filme, que significó el debut cinematográfico de Nathalie Portman, era un drama policiaco que contaba la historia de una niña de doce años que es atendida y entrenada por un asesino a sueldo que le ha salvado la vida. Recuerdo haber visto la película en compañía de mi novia, obnubilado por la sensualidad y el carisma de la Portman-nínfula en su papel de Mathilda, hechizado por el magnetismo que irradiaban sus expresivos ojos negros y sus finos labios. El movimiento de su cuerpo, ahora que lo pienso, no era el de una niña, era el de una mujer que intentaba agradar a su héroe, es decir, al hombre que significaba