Despojarse de la solemnidad
Siempre he afirmado que la literatura mexicana contemporánea está plagada de narradores que sobrevaloran la solemnidad. Mientras que en otros países (Inglaterra, Estados Unidos, Francia) el humorismo se desarrolla con libertad, en México parece una vertiente reservada para escritores irreverentes y juguetones. Autores que muchas veces no son bien valorados por la crítica porque desmarcarse de la literatura seria para continuar con la tradición impuesta por Arreola, Ibargüengoitia o Tito Monterroso, al parecer, no tiene el mismo peso que seguir los pasos de Alfonso Reyes, Octavio Paz o Carlos Fuentes.