
La bipolaridad de Elena
Suele suceder que, gracias a la internet, la gente es capaz de cultivar amores o amistades duraderos sin siquiera salir de casa. La taza de azúcar, el recibo de luz, el correo postal equivocado y otros artilugios que solíamos utilizar como pretexto para conocer a nuestra (o) vecina (o), han pasado por completo al olvido. Mucho más fácil resulta valerse de las redes sociales para establecer contacto con quién se nos antoje. Siguiendo este patrón del nuevo siglo, puedo decir que tengo el honor de haber conocido a Elena Méndez primero, a través del Hotmail, y luego, por medio del Facebook. Hemos cultivado, con ayuda de la cibernética, una amistad basada en intereses mutuos: el cine, la política, la economía