
La violencia nuestra de cada día | Por Carlos Martín Briceño
Me acerqué a Tres cruces, la novela más reciente de Alejandro Paniagua Anguiano, con cierta desconfianza: hay demasiadas narcohistorias sobre la mesa de novedades de las librerías mexicanas. Sin embargo, conociendo la trayectoria del autor y su pasión por la poesía, imaginé que este trabajo debería de tener, por lo menos, elementos literarios suficientes para sobresalir de entre otros de su misma especie. Mis suposiciones no estaban erradas. Tres cruces, no obstante ser una historia violenta donde el narcotráfico juega un papel protagónico, gracias a sus imágenes poéticas y a su depurado lenguaje, se erige ante los ojos de sus lectores como una metáfora contemporánea capaz de embellecer las peores brutalidades.