El espíritu canalla | Por Carlos Martín Briceño
La literatura mexicana, ya se sabe, peca de solemnidad. Mientras que en los países anglosajones el humorismo en las letras se desarrolla con libertad, en México parece ser una vertiente reservada para escritores irreverentes que en ocasiones no son bien valorados por la crítica porque desmarcarse de la seriedad y continuar los pasos de Arreola, Ibargüengoitia o Tito Monterroso no tiene, aparentemente, el mismo peso que seguir el rumbo impuesto por Alfonso Reyes, Octavio Paz o Carlos Fuentes.