
Vivir para y por el cuento
* – Abuela, el gato se metió en el pote de la nata. – ¡Ay, hija, si tuviéramos la onza de oro! *Diálogo del cuento La onza de oro, de Hans Fallada ¿Cómo un gato podía meterse en un pote? ¿Pues de qué tamaño debían ser estos felinos en Alemania para caber en él? ¿Y qué cosa era la onza de oro? ¿Por qué la abuela de aquella historia, ante cualquier pregunta de su nieta, mencionaba de inmediato la susodicha onza? Con ese diálogo fantástico del escritor berlinés Hans Fallada rebotando en mi cabeza solía irme a la hamaca a mis seis años. Este cuento – lo leía y releía – formaba parte de la colección