
Los mártires del sureste
Pienso primero en una novela policíaca, ambientada en el Sureste, donde escritores aparezcan sin manos en los institutos de cultura de sus respectivas ciudades. El investigador, un narrador que haya abandonado su vocación por el oficio más rentable de la procuración de justicia, seguiría con precisión maniática el curso de los crímenes. Algunos modus operandis serían: un poeta que muere cuando alguien le incrusta en el cuello la flor de oro de su último premio y un tutor de talleres literarios asesinado a manos de una turba de escritores primerizos. Toda esta sicosis finalmente serviría para algo: para poner a la literatura en primer plano, en una península escasamente intercomunicada, poco reconocible y cuya única forma de tener lectores es