Apuntes y otras digresiones

Apuntes y otras digresiones

La redención del poeta | Por Carlos Martín Briceño

Por desobedecer a sus padres de Ana Clavel (Alfaguara, México 2022) Hasta antes de leer este libro, no conocía a fondo la historia del poeta infrarrealista Darío Galicia. Sabía, por un artículo que Ana Clavel publicó en el suplemento cultural Laberinto en 2019, que el bardo, a quien muchos daban por muerto, fue encontrado en un departamento en ruinas en Iztapalapa, viviendo miserablemente, a sus sesenta y seis años, al cuidado de una tía de ochenta que apenas podía cuidarse a sí misma.

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Filigranas literarias | Por Carlos Martín Briceño

Hace algunos años le compré a mi mujer unos aretes de filigrana con formas florales. Las joyas, hechas de finísimos filamentos de oro, brillaban en el aparador de aquella elegante tienda de artesanías. No eran piezas ostentosas, pero se notaba que para elaborarlas alguien había invertido grandes dosis de meticulosidad, paciencia y dedicación. Eran piezas únicas, sin posibilidad de réplica, hechas con una técnica milenaria heredada por generaciones.

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Brevísimo recuerdo de Augusto Monterroso | Por Carlos Martín Briceño

Monterroso caminaba con un vaso de horchata en la mano por los corredores del exCuartel de Dragones de la ciudad de Mérida; fue la única vez que lo vi. Mientras la gente se arremolinaba cerca de las mesas pobladas de tacos de cochinita, Augusto había decidido dar un paseo por los antiguos pasillos de aquel edificio construido en el siglo XVII. Parecía estar buscando tema para un nuevo relato.

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De cómo Carrillo Puerto bautizó los huevos motuleños en Sambulá | Por Carlos Martín Briceño

1.- La escena posible. Sábado 3 de diciembre de 1921. —¡Estos son los auténticos huevos motuleños! —se adelantó el gobernador electo de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto, a responder cuando sus invitados, entusiasmados por los sabores del desayuno, preguntaron al cocinero por el nombre de la exquisitez que estaban degustando: huevos estrellados que mezclaban la crujiente textura de las tostadas de maíz y el deleite de los frijoles refritos con el regusto salobre del jamón ahumado, el dulzor de una aromática salsa de tomate enriquecida con cebolla y manteca de cerdo y el sutil acento de los chícharos.

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Controvertir el canon

Al saber que la colección Vindictas de la UNAM en uno de sus tomos iba a incluir una antología de cuentistas latinoamericanas, esta vez en coedición con el sello Páginas de Espuma, malicié que sería un volumen excepcional, verdadero hito para quienes cultivamos esta vertiente narrativa. Es un hecho que las grandes editoriales minimizan el cuento, género que sólo publican cuando quien lo solicita ha conseguido cierto renombre en la novelística. En este caso, la apuesta era segura, pues la selección y la edición recaerían en dos artistas que se han dedicado a la promoción audaz de la buena literatura: Socorro Venegas y Juan Casamayor.

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Infidelidad y otras historias

Mauricio Carrera es un genio, un genio para hacer literatura referencial, como él le llama a la literatura que se nutre con la realidad para reinventarla. Acabo de terminar de leer su libro de cuentos más reciente, Infidelidad (Premio Nacional San Luis Potosí 2017) -publicado por Ficticia, su editorial de cabecera- y no puedo menos que bajarme el sombrero ante este sexteto de historias que, como él mismo dice, “juegan con la siempre esquiva verdad para crear otros ámbitos de la realidad y la ficción”. ¿Qué tanto es verídico y que tanto es invento en estos relatos basados en anécdotas literarias? ¿Le llamó por teléfono el 2 de octubre Elena Poniatowska a Carlos Fuentes a Oregon -a donde había ido este último

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La fiesta, a la distancia

Para Rafael Ramírez Heredia, i.m. Y confundiéndome entre tus trovadores en mi canto decirte, Ciudad Blanca eres tú. Pepe Guízar Lo sé de cierto, porque lo viví, que esa larguísima tarde luminosa de febrero, en medio de la resolana de aquellas horas, bajó el Faraón. –Que sean limpias, pero no tan pulcras como para que nos detengan las ansias –había dicho el maestro, cuando habló desde la capital para involucrarme en su plan, porque en su próxima visita a Mérida, dijo, le gustaría explorar un viacrucis gozoso que incluyera las cantinas más tradicionales de la ciudad. Colgué el teléfono enlistando ya en mi cerebro los lugares que visitaríamos para tan significativo rito. Serían los primeros tragos que Rafael Ramírez Heredia se

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Arreola, a 75 años de publicarse su primer cuento

Impetuoso y elegante Fue “Carta para un zapatero que compuso mal unos zapatos” el primer texto de Juan José Arreola que llegó alguna vez a mis manos. La misiva —irónica, pulcra, inteligente, amena— venía en el libro de lectura de sexto año de primaria, en una época en que a la Secretaría de Educación Pública parecía interesarle fomentar la buena literatura entre los niños mexicanos. Precedían a la carta, cómo olvidarlo, algunos de los nostálgicos versos de las “Canciones para cantar en las barcas”, de José Gorostiza, y aquella innovadora curiosidad literaria que era, en aquel tiempo, el “Aplastamiento de las gotas”, de Julio Cortázar. Recuerdo haber disfrutado tanto la misiva que tuve ganas de copiar algunas de sus frases

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Juan García Ponce o la supremacía del erotismo

Tenía doce años cuando leí Encuentros de García Ponce. El libro, una edición rústica del Fondo de Cultura Económica, que incluía los relatos El gato, La plaza y La Gaviota, llegó a mis manos inesperadamente, tal como el gato gris –leimotiv de la primera historia– llega a la vida de D, el protagonista: “El gato apareció un día y desde entonces siempre estuvo allí. No parecía pertenecer a nadie en especial, a ningún departamento, sino a todo el edificio. Incluso su actitud hacía suponer que él no había elegido el edificio, haciéndolo suyo, sino el edificio a él, tal era su adecuación con la que su figura se sumaba a la apariencia de los pasillos y escaleras. Fue así como D

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Misiones

Gloria Jeans Coffe. 7.30 A.M. Suelo venir todos los días a escribir a este café moderno, elegante, silencioso, ubicado muy cerca de mi casa, donde sirven los mejores capuchinos de la ciudad y ponen buen jazz. Una hora y media de trabajo literario antes de ir al trabajo alimentario. Por lo regular cuando llego, sé a lo me voy a dedicar: un cuento que me brinca en la cabeza, un artículo para alguna revista, el capítulo de mi novela imposible. Pero hoy, marzo 16, a solo unos días de la llegada de la primavera, resulta imposible concentrarse: a menos de un metro de mi mesa, un grupo de señoras de la sucursal femenina de los Legionarios de Cristo, planea las

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