
Brevísimo recuerdo de Augusto Monterroso | Por Carlos Martín Briceño
Monterroso caminaba con un vaso de horchata en la mano por los corredores del exCuartel de Dragones de la ciudad de Mérida; fue la única vez que lo vi. Mientras la gente se arremolinaba cerca de las mesas pobladas de tacos de cochinita, Augusto había decidido dar un paseo por los antiguos pasillos de aquel edificio construido en el siglo XVII. Parecía estar buscando tema para un nuevo relato.