
La noche de las reinas. Frivolidad y violencia | Por Carlos Martín Briceño
Fue en las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado cuando los concursos de belleza alcanzaron su apogeo en México. Era tal su popularidad que las familias solían reunirse en torno al televisor para presenciarlos. Evoco con especial nostalgia el certamen Miss Universo que se celebró en el Centro Internacional de Convenciones de Acapulco el 24 de julio de 1978, aquél donde la yucateca Alba Margarita Cervera Lavat alcanzó a colocarse entre las doce semifinalistas y en el que a la postre, resultó vencedora la sudafricana Margaret Gardiner. Imposible olvidar el rostro de decepción de mis padres, tíos y primos cuando el conductor no incluyó a nuestra coterránea en el quinteto finalista.








