El genio y el trabajo
Por Cristina Leirana Conocí a Carlos Martín Briceño en 1995, en el encuentro de narradores de la Frontera Sur, de aquellos que organizábamos el Centro Yucateco de Escritores y el Programa Cultural de las Fronteras. Él vino atraído por la presencia de Tito Monterroso. Por esa época se involucró en el desenvolvimiento cultural de nuestro Estado, reseñó libros y eventos para El Juglar, suplemento literario del ya legendario Diario del Sureste. Coincidimos en el taller de los lunes, en la Casa de la Cultura, donde con Roberto Azcorra, Claudia Sosa, Jorge Lara, Raúl Ferrara, Roger Metri y otros compañeros, en ese entonces, la nueva generación de escritores dio impulso a la literatura de nuestra región, que se conectó con autores