
La Venganza de Moctezuma no se sirve fría
Por Mauro Barea Tras leer a Carlos Martín Briceño puedo asegurar que es un gran estudioso del comportamiento humano, en especial del mexicano contemporáneo. Sin realmente saberlo, se dedicó a ello desde su niñez, navegando las lecturas de la Familia Burrón de Gabriel Vargas. Además, lector inquieto desde temprana edad, ya se identificaba con personajes tan complejos como los de La ciudad y los perros de Vargas Llosa y se preguntaba si podían ser reales. Llegó a tal punto de analizarse a sí mismo mientras los cambios en la adolescencia hacían mella en él, a través de las obras de Cecilia Eudave. Carlos es un ciudadano consciente de la problemática ecológica que atraviesa su ciudad Mérida, y crítico incisivo de