Bajo la dictadura del tequila blanco El Tesoro de San Felipe, se me ocurrió emprender una antología que llevara por nombre Los 43. Se trataría de convocar a 43 escritores —entre narradores y poetas— que pergeñaran un texto alusivo al trágico acontecimiento de Ayotzinapa.
Como parece quedar claro, el cometido del libro no fue otro que mostrar la ira, el coraje. Por supuesto, al margen del panfleto y del lucro. Sin duda, la desaparición de los 43 normalistas generó un clima de indignación como hacía mucho no se había incubado. Yo en lo personal no voy a marchas ni a mítines, no cargo pancartas ni reparto volantes. Soy enemigo acérrimo de las multitudes. Pero tampoco podía quedarme con los brazos cruzados. Y como lo único que sé hacer es escribir y lavar los trastes, me decidí por tomar la pluma y redactar. No sin llevarme a varios escritores entre las patas. El primero, el maestro Jorge Borja, que se enteró antes que nadie de este proyecto —pues estaba junto a mí cuando se me ocurrió—, y fue el primero también en entusiasmarse y poner manos a la obra. Sin él, este libro jamás habría visto la luz.
Salvo contadas y honorables excepciones, todo mundo dijo yo le entro. Por lo que desde estas líneas les doy las gracias —en particular al maestro Francisco Toledo, que no dudó en facilitarnos la imagen para la portada. Y he aquí que se reunieron los 43 textos. Hay tantas formas de decir lo mismo —me dije yo. Lo único que se exigió fue la huidiza calidad literaria. Ojalá no nos hayamos equivocado. EUSEBIO RUVALCABA.