Poeta campechano | Por Carlos Martín Briceño

Conocí a Fernando Martínez Quintal como se conoce en este siglo a mucha gente: a través de las redes sociales.  Hablamos poco, pero me llamó la atención su alto grado de confianza en sí mismo para preguntarme a través del inbox si podía hacerme una llamada por teléfono. En ese momento, confieso, me pregunté si no se trataría de uno más de las docenas de personas que intentan venderte algo o engancharte con algún negocio para hacerte rico de la noche a la mañana.

Por fortuna, mis suposiciones fueron infundadas, Fernando resultó ser un joven poeta que, como muchos escritores en nuestro país, lucha a brazo partido por abrirse camino en el complicado mundo de las letras. Con apenas 32 años, Fernando tiene en su currículum un par de premios nacionales y varios libros de ensayo y poesía. Y es precisamente sobre el más reciente, titulado A la orilla de una cama la mujer es mar revuelto, mar que abraza, del que voy a ocuparme en las siguientes líneas.
Publicado este año por Laberinto Ediciones junto con el Instituto de Cultura y Artes del Estado de Campeche, este poemario, dividido en siete cantos, tiene su eje central en el recorrido nocturno que una mujer desesperada realiza en las calles solitarias de San Francisco de Campeche.
Mis padres han muerto, pero no ha caído la casa sobre mí / Hubiera querido ser aplastada y no seguir deteniendo el marco de la puerta con el hombro / Los días no tienen fuerza para entrar, empujarme, darme una patada / Estoy sola.
De esa manera, con esa voz solitaria que por momentos nos llega con ecos de José Gorostiza, el autor inicia el periplo de esta mujer que avanza por una ciudad donde “todo es basura y peste / alcantarillas tapadas / árboles ausentes”. Una imagen muy diferente a la que nos venden los folletos turísticos que promocionan a la Ciudad de las murallas.
En su andar, ella se topará con un hombre que a las tres y diez de la madrugada, en la Avenida Renacimiento, se ofrece acompañarla.
-¡Ey!… ¿Qué haces sola? Los motociclistas te van a arrancar la ropa
Mientras tanto, la noche avanza y en el tercer canto escuchamos los pensamientos de un vendedor de tacos que va en un triciclo con sus bártulos y ofrece su venta a los madrugadores:
Poco a poco se reduce el jugo / pincho, oprimo / el rojo y blanco se ennegrece, / mis ojos se pierden/en la penetración burbujeante del tenedor / Mi frente se frunce en una negativa. / La carne se amontona
¿Se puede hacer poesía de un expendio de tacos? Ya lo dijo el poeta italiano Valerio Magrelli: “Escribir poesía significa atreverse desvergonzadamente”.
Ya en el cuarto canto, donde la calle es un desierto, al dar las tres y media de la madrugada, la pareja, a la que intuimos con el estómago lleno, se aventura en un hotel de paso que ofrece cuartos a 180 pesos por tres horas. Es entonces cuando leemos los mejores poemas del libro:
En la orilla de la cama la mujer ausente. Sus ojos al piso, todo es borroso. El ventilador se mueve apenas, péndulo a punto de caer.
 
La mujer se abraza a un océano gordo y oscuro / un pecho espeso selva negra / donde los dedos se pierden
Breves, muy breves son los dos últimos cantos: Calle montes de los olivos, siete de la mañana y Un ser lleno de posibilidades
Ahora es el hombre, fuera ya del hotel, lejos de la mujer con la que ha copulado, al que escuchamos. Y en el primer minuto analiza y se lamenta:
¿Primer rechazo?, se pregunta. No hice sino llorar.
Dice Guillermo Vega Zaragoza que “nadie puede llamarse poeta, aunque escriba cientos de poemas, si estos se quedan guardados en la gaveta del escritorio. Poeta es aquel que escribe y lo pone a consideración de su comunidad”.
Hoy el campechano Fernando Martínez Quintal ha puesto a consideración de todos nosotros su más reciente poemario, A la orilla de una cama la mujer es mar revuelto, mar que abraza. Celebremos su atrevimiento leyéndolo.
Texto publicado en La Jornada Maya el 16 de diciembre del 2024
Enlace: https://www.lajornadamaya.mx/opinion/240731/poeta-campechano-fernando-martinez-quintal-a-la-orilla-de-una-cama-la-mujer-es-mar-revuelto-mar-que-abraza-resena-carlos-martin-briceno-literatura-peninsula-de-yucatan 

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