El cronista, narrador y promotor cultural Carlos Martín Briceño (Mérida, Yucatán, 1966) acaba de poner a disposición de los lectores dos cuadernos: el cuentario El reino de la desesperanza (Editorial Lectorum, 2024) y las crónicas Cocina yucateca. Crónicas de infancia y recetas de mi madre (Ficticia Editorial, 2024). Relatos de inquietantes tramas y memorias culinarias. Textos bifurcados en dos voces: un narrador escéptico que aborda el ocurrir de la vida desde una perspectiva desalentadora; y un cronista nostálgico y emotivo que evoca la infancia desde los platillos que preparaba su madre.
El reino de la desesperanza, estructurado en tres apartados: “Libro primero. Los territorios de la pubertad”, “Libro segundo. A merced del desengaño”, “Libro tercero. Lo que no se dice del ocaso”. Dos primeros periodos de la vida asediados por desafíos hasta confluir con la vejez: tercera fase de inestabilidades y reveses irremediables. Martín Briceño presenta personajes que se enfrentan a episodios de venganzas, quebrantamientos, impudicias y aciagos vislumbres.
Despliegue de gestos de criaturas perseguidas por un presente fracturado, que converge con el pasado a través de circularidades rogativas germinadas en el centro de develaciones íntimas: exploración de incisiones que dialogan con desengaños, angustias, deseos frustrados y carencias. El libro tercero se imbuye en las lobregueces de la senectud en revelaciones de la decadencia, abandono y muerte de esa fase de la existencia. Conmueve el cuento “Miss México 74” en que se corrobora lo efímero de la belleza; la descalza muerte en “El adiós”: somos sucesiones de difuntos, como diría Quevedo.
El autor sospecha que no existen espacios seguros: en el mejor de los mundos posible y en la convivencia con seres queridos se pueden desencadenar desagravios y excesos que vulneran la aparente calma familiar: el más fuerte encuentra goce en la injuria al más débil. Dieciséis tramas dilucidadas en una prosa contenida bajo codificaciones de un discurso cáustico que desdeña artificios redundantes: trazado de sinuosas historias de atmósferas sombrías anidadas por desdichas indignas, que transitan por el reino de la desesperanza.
Cocina yucateca: Crónicas de infancia y recetas de mi madre: apuntes biográficos de Martín Briceño a través de recetas de la tradición culinaria de Yucatán. “Este libro es un homenaje a mi madre, quien me enseñó los secretos de la gastronomía yucateca: mixtura de las tradiciones españolas y maya en muchos platillos de los cuales algunos se están olvidando. Reúno recetas de mi preferencia, las cuales mi madre las prepara como nadie; cuaderno dedicado a ella, y también a mi tía Ligia”, me dijo Martín Briceño en una breve entrevista telefónica. / Antojitos, pan de cazón, frijol con puerco, poc chuc, frijol kabax, cebolla en escabeche, puchero, cochinita pibil, mondongo ministro, arroz negro, chiltomate, cebolla asada, cremitas de coco, ciricotes en almíbar, chocolomo, brazo de reina, sopa de lima, salsa de chile habanero …: “Un platillo literario que se cuece aparte. Escrito con la sabrosa pluma de un narrador exquisito y aderezado con los momentos asociados a la memoria”, suscribe la escritora Mónica Lavín.
Reseña del periodista Carlos Olivares Baró a propósito de El reino de la desesperanza (Lectorum 2024) y Cocina yucateca. Crónicas de infancia y recetas de mi madre (Ficticia 2024) en Diario La Razón el 20 de julio del 2024
Enlace: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/carlos-olivares-baro/desesperanza-cocina-yucateca-585323