No es fácil escribir un buen cuento. Para William Faulkner, ganador del premio nobel en 1949 y uno de los escritores más influyentes del siglo pasado, “es más difícil escribir un buen cuento que una novela decente”. Gabriel García Márquez, en una entrevista concedida a Jacobo Zabludovsky compara el cuento con la novela y declara que “es más difícil escribir cuentos que novelas, porque el problema es siempre empezar: un libro de cuentos se empieza dieciséis veces y una novela una sola vez. Además, escribir cuentos es como vaciar en concreto y escribir novelas es como pegar ladrillos, o sea, dos procedimientos distintos: el cuento se vacía de una vez y si se falla, se falló y no hay nada más que hacer, sino volverlo a hacer…”.
Visto lo anterior, se entiende por qué escribir cuentos sea tan difícil: la exigencia del género suele acabar con la paciencia de los narradores que prefieren dirigir sus esfuerzos a la novela. La verdad, dicho sea de paso, es que tal como comentó alguna vez el gran cronopio, Julio Cortázar, “nadie puede pretender que los cuentos sólo deban escribirse luego de conocer sus leyes…, pues no hay tales leyes; a lo sumo cabe hablar de puntos de vista, de ciertas constantes que dan una estructura a ese género tan poco encasillable”. Y son precisamente esas constantes que al gran Julio le parecieron tan poco encasillables, las que Mónica Lavín, una cuentista de abolengo, luego de tantísimos años de dar talleres literarios, ha decidido poner en blanco y negro en Es puro cuento, el libro-cuaderno que hoy nos ocupa.
Paso a paso, partiendo de cero, con la idea de convertir a todo el que lo lea en un “mago de la palabra”, como certero Virgilio, Mónica va guiando cuidadosamente al futuro escritor a través del infierno y el purgatorio del proceso creativo, para que éste pueda acceder con facilidad al paraíso de finalizar un cuento.
“Enhorabuena. Un cuento es un pequeño mundo, un universo cerrado. La hoja en blanco se llenó de tu imaginación, esfuerzo y atrevimiento. Has enfrentado la pasión de la alimaña. La puerta está abierta para que sigas caminando”.
Así, en ese tono de confianza, Mónica finaliza el libro, y uno siente haber estado muy cerca de ella todo el tiempo, escuchando su modulada voz que nos anima siempre a seguir adelante. Aunado a lo anterior, la didáctica y espontánea simbología diseñada por María Perujo Lavín, contribuye al disfrute de este fabuloso libro al que me resisto a llamar guía práctica para escribir relatos. Porque, hay que decirlo, más que una guía, el libro, gracias a la selecta selección de relatos y a su innovador diseño, funciona también como un imán de lectura para cualquiera; sobre todo para estudiantes de secundaria y preparatoria con hartas ganas de leer y contar historias.
Edgar Allan Poe, Augusto Monterroso, Saki, Ana García Bergua, William Faulkner, Marcial Fernández, Frederic Brown, Isaac Asimov, Carson McCullers, Agatha Christie, Edmée Pardo, Raquel Castro, Ambrose Bierce y la misma Mónica Lavín, son algunos de los escritores emblemáticos cuyas historias podemos leer en Es puro cuento mientras vamos adentrándonos en el arte de escribir nuestros propios relatos.
Dividido en cinco bloques, con dos unidades temáticas cada una, el cuaderno combina lectura y escritura, así como ejercicios prácticos para desatar la imaginación. Preceptos que a veces nos parecen tan complicados como los diferentes tipos de narradores, los saltos en el tiempo, la estructura o los diversos tipos de cuento, son aquí explicados con una naturalidad que ya quisiéramos muchos de los que acostumbramos a impartir talleres literarios.
Vale la pena aclarar que esta no es la primera vez que Mónica Lavín incursiona en la didáctica del cuento. Dos libros suyos anteriores, Leo luego escribo y Cuento sobre cuento, que suelo recomendar siempre a mis alumnos, son, de alguna manera, el antecedente de Es puro cuento. Pero sin restar mérito a los anteriores, pienso que acaso por la madurez de la enseñanza y la complicidad de María Perujo Lavín, es éste el libro didáctico definitivo, aquel destinado a permanecer en la biblioteca y en la mochila de todos los que deseen acercarse al arte del cuento, ese veleidoso género que algunos han dado en llamar “la poesía de la prosa”.
Enhorabuena, bienvenido este libro que celebra al cuento, cuyas reglas básicas no han variado mucho con el paso del tiempo; un género literario que, con todo y sus requerimientos, debido a su brevedad y contundencia, siempre me ha parecido que es la manera más gozosa de acercar a la gente a la literatura.
Texto leído en el marco de la Feria Internacional de la Lectura, de Yucatán 2017, durante de la presentación del libro Es puro cuento, guía práctica y fácil para escribir relatos de todo tipo, de Mónica Lavín y María Perujo Lavín, publicada por Selector (2016). Estuvieron en la mesa de presentación Mónica Lavín, María Perujo Lavín y Carlos Martín Briceño