Por Vicente Alfonso
Casi no me gusta leer lo que ofrecen las mesas de novedades en las librerías. Prefiero dejar que la criba del tiempo vaya decantando las toneladas de papel que lanzan las editoriales, pues estoy convencido de que la frescura es un criterio que aplica más en los mariscos que en literatura. No obstante esta semana me apliqué en la lectura de un libro de cuentos recién salido del horno. Antes de revelar señales del libro y de su autor, es preciso decir que el volumen atrapó mi atención por varias razones, pero principalmente por dos: la primera es que llega a los lectores publicado por el sello de Ficticia, editorial fundada por Marcial Fernández con la idea de difundir cuentos exclusivamente. Con los años, Ficticia se ha ganado el título de la mejor editorial del género en nuestro país.
El segundo motivo por el que este libro de cuentos reclamó mi atención es que, desde el comentario de la cuarta de forros, se anuncia que incluye el relato ganador del Premio Internacional de Cuento Max Aub en 2012. La historia seleccionada por el jurado entre cientos de relatos enviados por autores de todo el mundo, es la que da título al libro: «Montezuma’s Revenge» y es un auténtico garbanzo de a libra. En el argot popular, la revancha de Moctezuma es el malestar que la comida mexicana provoca a los extranjeros que visitan nuestro país. A partir de un juego de palabras, el autor del relato construye una historia que nos lleva a reflexionar sobre la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno y los precios que pagamos.
A estas alturas ya muchos sabrán quién es el autor del libro: Carlos Martín Briceño. Para quienes no han tenido noticia de este narrador yucateco, diré que nació en 1966 en Mérida, lugar donde radica actualmente, y que es miembro del Centro Yucateco de Escritores. Entre otros galardones podemos mencionar que en 2003 cosechó el Premio Nacional de Cuento Beatriz y al año siguiente obtuvo el Premio Nacional de la Universidad Autónoma de Yucatán. Además de Montezuma’s Revenge, ha publicado, también con editorial Ficticia, los volúmenes de cuento Los Mártires del Freeway y otras historias (2006) y Caída Libre (2010).
Leo con atención a Carlos Martín desde su primer libro (Los Mártires…) conformado por catorce relatos armados con precisión y contundencia. Desde aquella lectura inicial me di cuenta de que para él no hay temas vedados: lo mismo puede fabular a partir de una fotografía de Korda que desde las obras para piano de Erik Satie. Leyendo su segundo cuentario Caída Libre, me encontré con «Casi lo que ella buscaba» un excelente relato narrado en la tradición fantástica al estilo de Adolfo Bioy Casares. Así pues, no me extrañó enterarme de que, en 2012, se alzara con un galardón codiciado por muchos.
Montezuma’s Revenge y Otros Deleites es un libro esperado por muchos. El volumen ha despertado muchas expectativas entre los aficionados al género. Y el punto es que Carlos Martín no sólo enfrenta con solvencia dichas expectativas, sino que, en varios de los diez cuentos que conforman el libro, las rebasa. Luego de leerlo, me he quedado con la impresión de que Carlos Martín pudo haber obtenido el premio Max Aub con dos o tres de los cuentos más entre los que integran esta publicación.
Las relaciones de pareja amenazadas por la monotonía, y las dificultades de la paternidad son dos temas constantes en la obra del autor que hoy nos ocupa, por ello no sorprende que aparezcan también en este nuevo libro. Orbitando dichos conflictos podemos citar, entre otros, cuentos como «Caprichos», «Hacer el bien» y en especial «Dios los Cría», que conjuga ambas temáticas en una trama apretada y de tensión creciente.
Los diez relatos tienen vueltas de tuerca bien preparadas, finales contundentes y personajes complejos. No obstante, los mejores cuentos del volumen son, a mi gusto, el ya citado «Montezuma’s Revenge», «Made in China» (que es al mismo tiempo una crónica puntual de cómo la macroeconomía determina la vida de los habitantes del país asiático), «Deleites» (al que podemos llamar un relato a tres bandas, que juega con la técnica del dato escondido). En una cultura literaria que suele tomar el arte del cuento como entrenamiento para quienes desean escribir novelas, autores como Carlos Martín Briceño nos recuerdan que es un género complicado, que respira con autonomía, y al que le queda larga vida. Y en libros como este, cobra su revancha.