Aun cuando la crítica especializada ha dicho que este relato autobiográfico no es el mejor trabajo del chino Mo Yan, recomiendo acercarse a él por dos razones: su fluidez y autenticidad.
Escrita dos años antes de que la Academia Sueca diera a conocer al ganador del Nobel de Literatura 2012, esta novela narra cuarenta años de historia de China vistos por los ojos de un niño, hijo de campesinos, que sueña con llegar a ser camionero o militar, sin imaginarse que algún día habrá de convertirse en un importantísimo escritor.
Cuando se quiere, se puede, parece ser el colofón de la historia (recuérdese que el autor no estudió más allá de la primaria y hoy es una referencia en la literatura universal). Y es tal la certeza con la que Mo Yan sustenta este precepto que, por momentos, Cambios, no obstante su amenidad, se vuelve una novela complaciente con el sistema comunista del Dragón Rojo. Entonces, allí, donde el autor pudo haber aprovechado la oportunidad para sincerarse con sus lectores y compartir su verdadero punto de vista sobre su entrada al Ejército de Liberación Popular en la época de la Revolución Cultural, apenas critica someramente al régimen.
Por lo tanto, algunos aspectos relevantes que pudieron haber llegado a ser notables, en Cambios terminan por convertirse en meras anécdotas cómicas y pintorescas, desperdiciando una oportunidad única de expiación literaria.
Con todo, no hay que dejarse llevar por la primera impresión: más allá de la simple anécdota, hay en esta breve autobiografía, historias dentro de la historia que dejan reflexionando al lector, frases lapidarias que bien vale la pena rescatar y compartir en el Facebook (ahora que está tan de moda):
“Sabía que para un escritor, cualquiera que sea su nivel de estudios, lo que importa es su obra”
“Indudablemente, eso formaba parte de las cosas inconcebibles, lo que demuestra que los asuntos de este mundo sufren infinitos cambios y evoluciones, que la suerte reúne a las parejas predestinadas a través de las más extrañas e imprevisibles coincidencias. No hay nada imposible”.
Y no hay imposibles, dirán posteriormente los detractores de Mo Yan, porque en la vida cada quien habla de cómo le fue en la feria y, en este caso, al autor de Cambios, pese a quien le pese, le ha ido más que bien en el terreno del mundo de las letras.
A Mo Yan, considerado por muchos como el Kafka, Faulkner o García Márquez chino, hay que leerlo antes de juzgarlo. Más allá de sus filiaciones partidistas, es un escritor satírico que desde sus primeras novelas ha mostrado, bajo un relieve nostálgico y sarcástico, la realidad de su país y la dura y triste vida del campesinado, sector del cual su familia formaba parte.
Cambios, para finalizar, me parece una novela ligera ideal para acercarse a Mo Yan para posteriormente continuar con sus grandes trabajos (Sorgo rojo, Grandes pechos, amplias caderas y La balada del ajo)
Cambios/ Mo Yan. /Edit Seix Barral 2012, España/ 127 pp.