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De la vasta piel. Una antologia personal, por Ricardo Tatto

Esta antología de Carlos Martín Briceño no dejará indiferentes a sus lectores.

Contadas veces un escritor puede presumir de agotar completamente las ediciones de sus libros, máxime si el escritor es mexicano, yucateco de nacimiento, pues no es un secreto que el aislamiento de nuestro Estado no sólo es geográfico, sino cultural, artístico y literario. Pero Carlos Martín Briceño es la excepción, ya que él sí puede ufanarse de que sus tres libros de cuentos, “Los mártires del freeway” (2006 y 2008), “Caída libre” (2010) y “Montezuma´s revenge” (2014), todos publicados por la editorial Ficticia, se han vendido en su totalidad.

Y por ello, ante la tentativa de reeditar dichas publicaciones, Marcial Fernández, su editor, optó por mejor realizar un compendio de sus mejores cuentos en “De la vasta piel. Antología personal” (2017), novedad bibliográfica que no dejará indiferentes a los lectores del autor originario de Mérida, que, gracias a la distribución y a su talento, ha encontrado en el resto de su país a un público ávido de conocer la literatura gestada en el sureste de los trovadores y del verano sempiterno.

Para el que no conoce su obra, esta antología constituye una opción inmejorable para acercarse a los temas inmanentes en su prosa. En ella se encuentran los tópicos que preocupan -y ocupan- al narrador: el erotismo, el encuentro con el otro, las relaciones personales, los entresijos matrimoniales, las filias y el deseo desbocado; también la sátira de usos y costumbres mediante radiografías de corte realista que maneja a la perfección, donde la psique de sus personajes es diseccionada sin pudor en segunda y tercera persona.

Como novedad, la presente edición incluye un prólogo de otra excelente cuentista, Mónica Lavín, quien no escatima adjetivos y elogios para la obra de Martín Briceño. Además, presenta correcciones y leves modificaciones hechas por el propio autor, que, como muchos, siempre va en la búsqueda de alcanzar ese afán perfeccionista que caracteriza a los verdaderos artesanos de la palabra escrita.

A lo largo de sus 236 páginas, el lector encontrará cuentos variados, pero familiares. El amor, la sexualidad, la familia y la cotidianeidad no le son ajenos a nadie, y por ello, cuento tras cuento, los ojos se deslizan velozmente por estos grandes éxitos de un autor que, lenta y comedidamente, va desbrozando las intimidades epidérmicas y el secreto de la perversidad, ambas sólo ocultas detrás de la tinta que se corre y la mente del lector.

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